Desde el 2009 convitos de Maryland en EU tejen tras barras gracias a Lynn Zwerling. Desde entonces ella y sus compañeros han enseñado a tejer a cerca de 100 convictos. Al principio parecía una locura pero Lynn asegura que tiene alumnos que no han faltado a una sola clase desde hace 2 años, algunos hasta faltan a la cena por ir a tejer.
Lynn era vendedora de autos, pero se retiró, y al no saber qué hacer con su tiempo libre empezó un grupo de tejido que comenzó con un integrante y terminó con 500. En ese grupo Lynn observó que era como un actividad zen y que hacía sentir muy bien a la gente. ¿Por qué no probar con personas que nunca lo han experimentado?
Al principio no aceptaban la idea de poner esa actividad en una prisión masculina, por el prejuicio de que es sólo para mujeres, y además darle agujas a personas con historial violento no parecía buena idea. Pero más tarde la idea fue aceptada en la unidad de convictos que están por salir de la cárcel. Lynn cree que tejer es más que una artesanía, tiene la habilidad de transformarte.
¿Cómo puede ser demasiado femenina una actividad inventada por los hombres?
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